Lo vivido hoy entre la selección de Chile y España (1—2), para mi —al menos— ha sido más que una justa deportiva. Ha sido el real, vivo y tangible ejemplo de que el trabajo, la disciplina, la constancia y la consecuencia dan sus frutos.
Soy de la generación que vio —vía satélite— a un mal llamado seleccionado nacional cortarse la cara en un estadio brasileño para ganar un partido. Estúpido, mal nacido: por tu culpa Chile fue castigado duramente, y tuvimos que rumiar la frustración durante 8 años y ser meros espectadores de la más bella de las reuniones deportivas.
Sí, Chile clasificó al mundial de Francia 98, pero esa selección todavía era la típica selección Chilena que siempre vi desde niño. La que hace poquitos goles, las que ataca cuando puede, la que ratonea casi siempre, la que se desmoraliza a la más mínima adversidad, la que juega… pal puntito o el empate no más, la que juega con la calculadora en la mano. Una selección con personalidad híbrida, hija del rigor, a la chilena’po.
Pero tenía que llegar un Harold (<ironia>
¡qué nombre tan Chileno!</ironia>
), para que esto cambiara. Quizá este señor estaba tan hastiado como yo de ver una selección sin estilo, penca y rasca.
Este caballero de apellido que nunca he sabido cómo se pronuncia (Mayne-Nicholls) tenía planes ambiciosos, planes de altura; había que traer un líder que primero nos convenciera y luego nos sacara trote. Y como los chilenos nunca nos hemos caracterizado por amar lo nuestro, este líder tenía que ser extranjero. Aquellos puristas que defienden la tesis de que el seleccionador nacional debe ser local son los mismo que toman Jack Daniel’s con Cola-Cola.
Marcelo Bielsa, y es aquí donde quería llegar. Este señor, es más que un entrenador de fútbol y por eso lo admiro. Hace mucho me di cuenta de que Marcelo Bielsa es un pedagogo social, que utiliza el fútbol como vehículo para transmitir su sabiduría a las masas. La pasión con que este señor mira este maravilloso deporte me sobrecoge, fuera de la cancha es casi un autista, pero en ella es un verdadero león enjaulado —literalmente— es un «loco», sobrenombre mejor puesto… jamás. Tenía que ser un tipo con éstas características el que nos abriera los ojos, el que nos diera la tan anhelada «personalidad futbolística» que hoy ostentamos y que todo el mundo conoce y reconoce. Pero más que eso, el que nos abofeteara y nos gritaría con vuvuzela estridencia «Tu puedes», y sí, tenía razón, se puede, pero no es gratis, se necesita: trabajo, disciplina, constancia y consecuencia.
Hoy vi a mi esposa gritar como la más enfervorizada de las fanáticas durante el partido cuando Chile estaba a punto de anotar, y también manifestar su frustración con palabras indecorosas. Pero esa es la pasión en su estado más puro. No hay razonamiento; es total y absolutamente visceral. Este apoyo hubiese sido impensado si no hay credibilidad en una selección, esa es la consecuencia del trabajo de Bielsa.
Ahora bien, el partido. Creo que Chile perdió con sí mismo, los mismos fantasmas del pasado los vi nuevamente vía satélite, esa ansiedad, ese nulo pedigrí nuevamente estaban ahí, palpitando en cada pelota que Chile perdía y que recuperaba con desmesurada fuerza, eso nos traicionó y perdimos, nos expulsaron un hombre y de ahí en adelante era jugar a no perder la línea de crédito, el bono de producción ya no lo conseguíamos. Pero enterrar definitivamente ese Chile inseguro, nervioso, vulnerable a la zozobra mental deben pasar muchos Bielsas o quizá no tantos, eso se elimina campeonando, ganando, cuando lo consigamos otro gallo cantará.
Existe una posibilidad de que Marcelo Bielsa se vaya, su contrato caduca al término del mundial, pero el gran miedo es: ¿qué hacemos sin Bielsa?, ¿podrá otro entrenador hacer lo mismo?, puede que sí, la importante acá es no depender de un adiestrador, lo importante, lo REALMENTE importante es creer sin lugar a dudas que con trabajo, disciplina, constancia y consecuencia todo se puede, todo, incluso… ganar un mundial de fútbol.
Que venga Brasil, seguiremos apoyando desde esta humilde trinchera, ganemos o perdamos el lunes 28 a las 14.30 hrs.
¿Y si ganamos el mundial?,¡wow!, ¡alto!, otra lección aprendida con Bielsa: vamos quemando etapas, esto es escalón por escalón.
Gracias Harold, gracias Marcelo.