El año 2010 lo recordaré como un año de aprendizaje y transición (y con un terremoto de por medio).
Mi mayor y más valiosa conclusión es que durante 10 años de ser un trabajador dependiente de un empleador achicharra el cerebro y nos vuelve burgueses del día a día.
Me da mucha risa cuando la gente que me conoció como webmaster de la UCT me pregunta en qué estoy ahora, yo respondo: «como independiente», «wow»—me dicen— «así da gusto, ser su propio jefe». Lo que no saben es que ser el propio jefe se corre el riesgo de ser pésimo o bien un iluminado o lo que es más probable: un despiadado hijo de puta. Quien se queja todo el tiempo de que es un mandado mejor no se haga independiente, acá serás mandado elevando a potencia de 10:
- Mandado a trasnochar semanas enteras,
- mandado a responder a toda costa,
- mandado a pagar las cuentas religiosamente,
- mandado a decirte «no puedes comprarlo porque no puedes pagarlo»
- mandado a contestar el celular a deshoras
- mandado a buscar constantemente nuevas fuentes de recursos,
- mandado a gestionar tu tiempo y optimizarlo al máximo.
- mandado a disfrutar la vida (aunque no lo crea también es una exigencia)
Dígame ahora: ¿todavía quiere ser su propio jefe?.
Ser un trabajador independiente (o freelance) obliga a levantarse todos los días con la «motivación» de ejercitar tus capacidades intelectuales, sociales y emocionales, decidir qué hacer, qué no hacer, ir por el camino fácil o por el intrincado, ejecutar o esperar. Es difícil, muy difícil, todo es presión. El día a día es un mar de incertidumbre y tu estás en medio de él navegando con la esperanza de llegar a una isla desierta repleta de tesoros.
Pero la lucha es hermosa, y cuando los resultados se acercan a los esperados se respira con tranquilidad y satisfacción. Cuando era un empleado y recibía mi cheque mensual ni siquiera me alegraba, solo lo tomaba y lo gastaba. En este lado se disfruta mucho más. Y cuando el resultado no es el esperado se muerde el fracaso, se mastica y analizan los por qué, y debes «mandarte» a volver a empezar.
No me veo como un empleado otra vez. Y me declaro un tipo feliz en lo que hago.
{pausa}
Leyendo lo que acabo de escribir se me vino un pensamiento a la cabeza, quizá jamás llegue a esa isla desierta atiborrada de tesoros, pero mi navegación estará repleta de conocimientos y emociones que espero compartir con mis nietos. Un momento, ¿de eso no se trata la vida?.
¡Feliz año nuevo a todos los que aún leen esta esquina de la internet!.